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El cambio de tiempo y los dolores de huesos. ¿Mito o realidad?

Llega el Otoño y con la primera borrasca se repite el ritual. Dos días antes empiezas con dolores de huesos. Llega un cambio de tiempo. No fallas. Eres mejor que el hombre del tiempo. ¡Le podrías quitar el puesto al señor de la tele!

¿Qué debes conocer de un elemento como el Hueso?

Los conductos de Havers

  • Se trata de unos canales “tipo panal de abeja” muy ligeros y llenos de aire, por los que circula libremente la sangre que alimenta al hueso, y los nervios que dan sensibilidad a ese hueso.
  • La circulación “natural” de estos canales se altera cada vez que se produce una fractura o aparece la artrosis. Con esa interrupción la circulación de los vasos y nervios se detiene y aparece el dolor.
  • Gracias a esa característica pesamos unos cuantos quilos menos… Imagina si los huesos fuesen macizos, sería más difícil moverse y actuar de manera ágil.

 

El periostio

  • Es una estructura membranosa que envuelve el hueso. Una funda que le proporciona vasos para alimentarse y nervios para sentir.
  • Siempre lo comparo con la piel de un plátano.
  • Extremadamente duro y resistente en los niños, a medida que el esqueleto va creciendo se torna más débil y transparente.
  • Ese periostio aumenta de tamaño ante una fractura. Ya que la circulación de un hueso fracturado aumenta. para aportar factores de la inflamación que inician la cascada de la curación.
  • Es fácil hueso roto, más sangre para alimentar ese hueso y soldar.

Y esto de los huesos… ¿Qué tiene que ver el cambio de tiempo con mis dolores?

Pues tiene que ver TODO. (O no…)

Esas estructuras alteradas (conductos de Havers y periostio) junto con cambios de presión atmosférica provocan variaciones en la cantidad de aire y agua de nuestro cuerpo. Y entonces aparece el dolor.

La presión atmosférica o barométrica culpable de todo.
Al parecer con cada variación de la presión atmosférica -de Anticiclón a Borrasca- existiría un periodo de adaptación de todo producto sanguíneo que circula por el interior de los conductos de Havers. La presión interior ósea y la externa atmosférica tienden a equilibrarse.

Al cambiar la presión atmosférica, si algo lo detiene. No se pueden equilibrar las presiones. Aparecería el dolor.